Jackie, una joven que hacía muy poco que se había convertido, entró cierto día a una de las principales tiendas de descuentos de Portland. Al pasar por la sección de medicamentos, notó que una mujer, evidentemente muy enferma, estaba recostada en el mostrador. Sintió el impulso de detenerse a orar con las mujer, pero hizo lo que en tales circunstancias haría el 90% de nosotros, diciéndose: "No; ella pensaría que estoy chiflada."
Hizo su compra y al salir pasó otra vez por la sección de medicamentos. Ahora la mujer estaba sentada en una silla y evidentemente se sentía muy mal todavía. Una vez más tuvo la impresión de que Dios le decía: "Ve, háblale, ora con ella."
Iba a salir por la puerta, pero no pudo. Así que se resignó a hacer el papel de la típica tonta que se pone incondicionalmente al servicio de Cristo. Se dirigió hacia la mujer enferma, se sentó a su lado y la tomó de la mano, diciéndole:
__ Puedo ver que está muy enferma y no quiero que piense que la estoy obligando; pero resulta que yo soy cristiana. ¿Tendría inconveniente en que orara por usted?
Por toda respuesta, la mujer comenzó a llorar, mientras le decía:
__¡ Hace tanto tiempo que estoy enferma...!
Jackie le siguió tomando la mano y con los ojos abiertos oró diciendo: "Señor Jesús, sé que amas a esta señora y sé que no quieres que esté enferma. Por eso mismo, porque la amas, sánala y muéstrale cuánto amor tienes por ella."
Eso fue todo. Luego intercambiaron sus números de teléfono y Jackie se fue a casa.
Al día siguiente recibió una llamada telefónica de esa mujer, quien le pedía que la fuera a ver a su casa. Accedió a su petición y fue.
De regreso del trabajo, el esposo de aquella mujer se había quedado en casa con el fin de conocer a Jackie. El medicamento que su esposo había comprado el día anterior estaba con el envase aún cerrado sobre la mesa de la cocina. Tantó él como ella estaban allí de pie y llorando .
__Cuando llegué a casa __ dijo la mujer __, me fui a acostar y dormí toda la noche. ¿Sabe?, hacia años que no dormía así.
Debido a su extraña enfermedad, esta señora dormía sólo por cortos períodos de tiempo y después tenía que levantarse a tomar su medicina. Como no sentía que se levantaba, su esposo creyó que se había muerto. Así pués, entró a su dormitorio y la despertó para preguntarle sí estaba bien Ella le contestó que se sentía muy bien.
__ Bueno , pero no has tomado tu medicina
__ le dijo él.
__ Lo sé __ le contestó ella __; pero dormí toda la noche.
Entonces le contó lo que le había ocurrido en la tienda, y por eso él quería conocer a Jackie.
Aquella pareja no sabía prácticamente nada del Evangelio. Así que Jackie les explicó qué es el amor de Cristo. cómo podían ser libres de su pecado y cómo Cristo quiere que la gente esté bien no sólo físicamente sino también en su ser interior. El resultado de tal conversación fue que ambos creyeron en Jesucristo.
Yo creo que la experiencia de Jackie es un ejemplo del don de sanidad ejercido "en la plaza del mercado." Los dones del Espíritu como yo los entiendo, son los medios de que se sirve Dios para llegar a los hombres y suplir sus necesidades por medio de los creyentes. No creo que los dones espirituales fueran conferidos para ser usados principalmente en el templo. Algunos de ellos pueden ser ejercidos durante el culto y esto es bueno. Pero muchos fueron concebidos para ser usados principalmente en la calle.
La Biblia dice que hay muchos dones diferentes, pero un solo Espíritu (véase 1 Corintios 12:4). La palabra griega que aquí se traduce por "don" es charisma y significa "una extensión de la gracia". ¿Cómo se extiende la gracia de Dios en el mundo? Por medio de estos carismas, de estos dones, de estas facultades. Así es como nosotros extendemos la gracia de Dios. ¿ Se da cuenta de que cuando le habla a alguien con la sabiduría de Dios está ejercitando un don espiritual aun cuando usted no se percate de ello?
Yo creo que cuando conversamos con una persona que hace preguntas y está confundida podemos profetizarle o darle una palabra de sabiduría sin siquiera darnos cuenta de que el Espíritu nos ha utilizado. Después, al pensarlo, nos decimos: ¡Vaya! ¿Donde recibí esa revelación? ¿Dónde está mi libreta? Debo anotarla.
¿Que ocurrió realmente? La vida del Espíritu de Cristo pasó por nosotros. El flujo natural de la vida de Cristo extendió la gracia divina al mundo, llevando a Dios hasta los hombres.
Me entusiasma ver manifestarse los dones espirituales en la plaza del mercado. Comprendo de pronto que el cristianismo trabaja donde vive la gente. Usted no tiene que hacer que entre en un edificio. Después, cuando la gente entre, les dice lo que han recibido y los envía de vuelta afuera.
Por lo general los cristianos no saben qué dones tienen porque no los ven manifestarse en el mundo. Oyen de dones y quizá vean una exhibición en una reunión, pero no ven ministrar al pastor o alguna otra persona en la plaza del mercado. En cambio ven que los dones se ejercitan en los cultos y lo hacen los profesionales.
Hay que desbaratar ese concepto. Porque no hay nada que Jesús hiciera cuando anduvo en esta tierra que no pueda hacer hoy por medio de un cristiano. Pero los creyentes no lo saben, no saben qué hacer al respecto y no cuentan con la confianza de sus dirigentes para salir y llevar a cabo la obra.
Lo que estoy diciendo es esto: los creyentes llenos del Espíritu Santo ya están básicamente equipados para el ministerio. Lo que debe hacer la Iglesia es ayudar a los creyentes a comprender esta verdad en vez de descaminarlos haciéndolos pensar que en cierto modo son incompetentes para servir.
El cristianismo no es difícil de comunicar. Es sencillo. Pero nosotros lo hacemos difícil con nuestros intensos esfuerzos. Por ejemplo, damos cursos de evangelismo personal que duran ocho semanas... u ocho meses. Esto le comunica a nuestra gente la idea de que es difícil ganar a alguien para Cristo.
Como resultado, los cristianos se mueren de susto al hablar de Cristo a alguien. Memorizan toda pregunta que pudiera hacer un inconverso, ya que quieren abarcar todos los elementos principales del curso. Cuando han hecho eso, les decimos que están equipados. En realidad, lo que están es incapacitados. Los tenemos tan preocupados por atrapar a otros con la Biblia dándoles respuestas, que se olvidan de que allá afuera hay una persona que... está herida.
Quizá la respuesta correcta no sirva. Quizá lo que necesita un amigo o vecino es una taza de café o un brazo alrededor de sus hombros, alguien que lo escuche y se interese por él, alguien que ponga en práctica el mayor de todos los dones espirituales, esto es, el amor. Para amar no se necesita ser profesional.
Parcelamos el ministerio por especialidades. Hacemos difícil el servicio cristiano. Y a veces la razón para hacerlo tan penoso es que así se acaricia el ego de los que quieren ser especialistas. He visto aparecer y desaparecer ministerios especiales. Dios los utiliza, porque El utiliza cualquier cosa hasta donde le sea posible; pero la mayoría de las veces estos ministerios se promueven para satisfacer el ego de los hombres.
Es grande la presión que ejerce sobre nosotros el deseo de que las cosas resulten. "Queremos llegar a lo máximo para Cristo." Este año tenemos que ser más grandes de lo que éramos el año pasado. Pero el deseo de tener el trabajo terminado no debe servirnos de pretexto para quitarles el ministerio a quienes Dios lo quiere entregar para que lo realicen.
La limitación del ejercicio de los dones espirituales a la esfera del templo y de los profesionales es compatible con la mentalidad de la "Iglesia como campo de trabajo", pero no con la "Iglesia como fuerza para salir a trabajar en el mundo".
Hemos dicho que los creyentes que están llenos del Espíritu Santo están básicamente equipados para el ministerio. Lo que necesitamos además de esto es estar equipados con la Palabra. Con esto no quiero decir que deben aprenderse los textos que podrán usar para probar sus afirmaciones y lograr que los pecadores se sometan. Lo que quiero decir es que deben aprender los principios bíblicos que los convertirán en lo que deben ser como creyentes.
A la gente hay que comunicarle la verdad, y eso se logra principalmente por medio de la enseñanza sencilla y directa de la Palabra de Dios. A los creyentes hay que enseñarles quienes son en Cristo. La carta de los Efesios es magnifica para contestar estos interrogantes.
Una vez que una persona comience a darse cuenta de quién es y qué es lo que tiene, va a someter a prueba el concepto. Y cuando este proceso esté en marcha, el pastor tendrá que correr para ir a la par con la gente en vez de tratar todo el tiempo de inventar alguna manera de hacerla moverse.
Lo que más recalco al enseñar es la necesidad de relacionar la Palabra con la Vida. Para hacer esto, debo saturarme de la Palabra yo mismo. Debo vivirla. "Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra" (2 Timoteo 3:16, 17)
Extracto realizado del libro Amor, aceptación y perdón, Editorial Vida, Escrito por Jerry Cook con Stanley C. Baldwin